En la corta experiencia que vamos teniendo en el proyecto de madrinas de lactancia estamos aprendiendo mucho, tanto las ahijadas como las propias madrinas. Recientemente hemos tenido que ponernos al día con el tema de los frenillos. Es algo que puede dar al traste completamente con la lactancia y dificultarla mucho. Nuestra labor es detectarlo a tiempo y dirigir al bebé a personal sanitario cualificado.
Si preguntáis en vuestras casas, muchos de nosotros tenemos el frenillo cortado, era algo habitual que las propias matronas hacían de rutina. El frenillo no intercede con la lactancia artificial, por eso ha sido un problema que se ha ido "solucionando" recomendando a la madre biberón, porque "su leche no alimenta suficiente", ya que uno de los síntomas de los niños lactantes con frenillo es que se esfuerzan mucho para ordeñar el pecho y se cansan antes de haber terminado de comer. Esto le hace estar irritables, se calman en cuanto toman la cantidad de alimento que necesitan.
Dar biberón de fórmula no es la solución, es simplemente un parche, es actuar sobre el efecto, no sobre la causa. Si un frenillo no se detecta a tiempo puede dar problemas de mayores (además de los propios de no haberse alimentado con leche materna): problemas de dicción, separación de paletas, otitis recurrentes, bronquitis, neumonías, ronquidos desde pequeños...
Detectar el efecto de un frenillo no es fácil, hay que evaluar muchas cosas, principalmente la capacidad de movimiento que tiene la lengua, tanto para ordeñar como para deglutir.
En el blog de nuestras compañeras de ALBA LACTANCIA podéis ver un artículo bastante completo sobre esto.
Si sospechas que tu bebé puede tener frenillo, contacta con nosotras a través de vinculomaterno@gmail.com